Desde el principio del alpinismo las cuerdas han sido un elemento imprescindible en el equipo del escalador. Las primeras cuerdas se fabricaban con cáñamo, pita o manila, y tenían una limitada resistencia a la abrasión y sobre todo a las aristas afiladas. Además, al ser fibras naturales, si se mojaban, la parte interna de la cuerda permanecía mojada aun cuando el exterior ya estuviera seco, con lo que la cuerda iba pudriéndose desde el interior. Todo esto hacía que una pequeña caída de 2 ó 3 m resultara suficiente para romper una cuerda.
Después de la II Guerra Mundial aparecieron las primeras cuerdas de poliamida (perlón, nylon), mucho más elásticas que las de fibras naturales para absorber el impacto de las caídas, ligeras y muy resistentes. Por contra, eran rígidas y difíciles de manejar, y se congelaban fácilmente. En 1951 aparecieron las primeras cuerdas fabricadas mediante el sistema alma+funda (kernmantle), que es el que sigue utilizándose actualmente. Desde entonces, ha habido muchas mejoras en cuanto a resistencia, manejo y durabilidad.
Actualmente, se usan dos tipos de poliamida: poliamida 6 para cuerdas dinámicas, porque es más flexible y elástica; y poliamida 6,6 (nylon) para cuerdas estáticas, porque es más resistente y tiene una temperatura de fusión más alta que otras poliamidas.
El alma de la cuerda determina la capacidad de absorción de impacto de la cuerda, y se fabrica en espiral mediante torsión de las fibras (las fibras se retuercen entre sí), lo que da como resultado un cordón de poliamida que actuará como un muelle en una caída; cuantas más espirales tenga el alma, más se estirará antes de romperse, pero después de una carga muy elevada el "muelle" ya no recupera su forma original.
La camisa determina la manejabilidad y durabilidad. Una vez fabricada el alma, se va enrollando la camisa a su alrededor. La cantidad y el grosor de los hilos y las hebras de poliamida que tiene la camisa influye en la durabilidad de la cuerda. La tensión del trenzado también influye en el resultado final, con una camisa suelta tendremos una cuerda muy flexible y manejable, pero poco resistente a la abrasión, mientras que con una camisa trenzada fuertemente, la durabilidad es excelente, pero es rígida y poco manejable.
Alma de una cuerda simple de 10,2 mm |
Con el uso, las cuerdas van soltando pelusa, que no es otra cosa que los hilos más cortos de la camisa, que se van desprendiendo.Esto no debería preocuparnos, porque esta pelusa protege las fibras interiores (más largas) de la abrasión, y no implica una duración menor de la cuerda.
Según el CEN (Comité Europeo de Normalización) y la UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo), existen tres tipos de cuerdas dinámicas: simple (marcada con un 1 dentro de un círculo), doble (marcada con 1/2 dentro de un círculo), y gemelas (dos círculos entrelazados dentro de otro círculo).
Escalando con cuerda simple de 10,5 mm |
Las cuerdas simples se fabrican con un diámetro entre 10 y 11 mm, aunque desde hace unos años se han empezado a fabricar cuerdas de hasta 9 mm. Tienen una buena durabilidad, y son las más fáciles de manejar. Son las más habituales para deportiva y vías largas poco comprometidas, pero tienen el inconveniente de no poder hacer rápeles largos, o tener que llevar una cuerda auxiliar para ello. Además, si un desprendimiento de piedras, una arista afilada o un golpe de piolet daña una cuerda simple, es más probable que nos deje vendidos y sin protección cuando más lo necesitemos. También aumenta el rozamiento en vías tumbadas y vías complicadas con muchos cambios de dirección.
Las cuerdas dobles se fabrican con un diámetro entre 8 y 9 mm. Tienen varias ventajas sobre las simples: ofrecen más seguridad si una de las cuerdas se daña (nos quedaría otra), y más protección en travesías para ambos miembros de la cordada; al mosquetonearlas alternadamente reducen el rozamiento en vías zigzagueantes, y se reduce la fuerza del impacto que soportan tanto los seguros (crítica con seguros poco fiables o precarios), como el escalador que cae. También se reduce la longitud de la caída, y permiten rápeles más largos. El principal inconveniente es su dificultad de manejo, sobre todo al asegurar al primero. También es fácil que ambas madejas se enreden diabólicamente entre sí mientras aseguramos si no nos organizamos bien, y el peso y tamaño de las dos madejas es superior a una simple (aunque inferior a una simple+auxiliar). Es lo más habitual para alpinismo y escalada clásica en roca, aunque hay que saber manejarlas correctamente (algo que no todos los escaladores saben hacer).
Escalando con cuerdas dobles de 8,6 mm |
Las cuerdas gemelas se fabrican con diámetros entre 7 y 8 mm. Son tan finas que, individualmente no inspiran demasiada confianza, pero al utilizarlas juntas (que es para lo que se diseñaron) tenemos más material que si usáramos una simple (15 ó 16 mm frente a 9 ó 10 mm). En ese sentido, su manejo no se diferencia mucho de una simple: se mosquetonean ambas cuerdas en el mismo seguro, como una simple. Proporciona más seguridad ante aristas rocosas y herramientas afiladas. Nunca debemos usar dos cuerdas simples o dobles como gemelas, porque aumenta la fuerza de choque y se sobrecargan los seguros y la cintura del que cae. Se utilizan sobre todo para cascadas.
Para saber más:
-Seguridad y riesgo. Vols. 1, 2 y 3. Pit Schubert. Ed. Desnivel
-Material para roca y hielo. Clyde Soles. Ed. Desnivel
-Montañismo. La libertad de las cimas. Varios autores. Ed. Desnivel
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