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miércoles, 19 de enero de 2011

LAS VÍAS DE PRODUCCIÓN ENERGÉTICA

El ser humano, como todos los animales, necesita energía para realizar cualquier movimiento. Esta energía se obtiene a través de los substratos en que se descomponen los alimentos que ingerimos, mediante unos mecanismos fisiológicos, que son las llamadas vías energéticas o vías de producción de energía. Existen varios tipos de vías energéticas, según la intensidad y duración del esfuerzo: anaeróbica aláctica, anaeróbica láctica y aeróbica.
El búlder solicita la vía anaeróbica aláctica
Normalmente, el máximo rendimiento energético se da en condiciones de oxidación aeróbica, con lo cual el músculo tiende a consumir tanto oxígeno como le sea posible. Esto ocurre con intensidades moderadas de esfuerzo; si la intensidad del esfuerzo aumenta, el músculo empezará a obtener la energía anaeróbicamente. La vía anaeróbica no se puede mantener durante mucho tiempo, porque produce sustancias de desecho que provocan la incapacidad de contracción, obligando a parar la actividad física. Pero no todo es tan sencillo...
-Vía anaeróbica aláctica. Con esta vía energética se utiliza la energía almacenada en el músculo en forma de compuestos de fósforo (adenosintrifosfato [ATP] y fosfocreatina [PC]), sin producir sustancias de desecho. El ATP presente en las células musculares se utiliza en los primeros segundos del esfuerzo, y permite esfuerzos muy intensos (95-100%), pero muy breves (no más de 5 ó 6 segundos). Agotado el ATP muscular, se utiliza la PC también almacenada en el músculo, que permite prolongar la duración del esfuerzo hasta unos 20’’, con una intensidad del 90-95%. Esta vía energética se utiliza en boulder, y en vías explosivas muy cortas.
Escaladas cortas y explosivas solicitarán la vía anaeróbica láctica
-Vía anaeróbica láctica. Una vez agotadas las reservas musculares de ATP y PC, la energía se obtiene a partir de la glucosa y el glucógeno almacenados en el músculo sin necesidad de oxígeno, produciendo sustancias de desecho (ácido pirúvico y ácido láctico). Por cada molécula de glucosa salen dos de ácido pirúvico; si hay suficiente oxígeno, el ácido pirúvico puede formar cantidades ingentes de ATP. Si no hay oxígeno suficiente, el ácido pirúvico se transforma en ácido láctico, que se va acumulando hasta que obliga a parar el ejercicio. Esta vía permite realizar esfuerzos intensos (del 80-90%), y mantenerlos hasta 3 ó 4 minutos. La producción de ácido láctico es el factor limitante en esta vía metabólica; si la intensidad del esfuerzo se mantiene elevada durante demasiado tiempo, la acumulación de lactato impedirá la contracción muscular, obligando a parar la actividad. Esta vía se utiliza sobre todo en vías de continuidad.
-Vía aeróbica. Cuando la glucosa y el glucógeno musculares se agotan en un esfuerzo prolongado, se recurre al glucógeno almacenado en el hígado para continuar la actividad. Este glucógeno hepático necesita oxígeno para metabolizarse y proporcionar energía. Esta vía permite realizar esfuerzos de intensidad moderada (60-80%), hasta unos 30 ó 40 minutos; a partir de entonces, agotado el glucógeno hepático, se utilizan las grasas almacenadas para prolongar la actividad. De esta manera, se pueden mantener esfuerzos de intensidad media-baja (45-60%) durante horas, dependiendo de la cantidad de depósitos grasos de cada individuo. Esta vía de producción energética se utiliza en actividades de larga duración: vías muy largas, alpinismo, carreras de montaña, esquí de travesía...

Las vías clásicas largas de dificultad moderada solicitan la resistencia aeróbica específica de los músculos de los antebrazos
-Potencia y resistencia. En cada una de las vías energéticas se diferencia entre potencia y resistencia (o capacidad). La potencia es la intensidad máxima a la que puede trabajar el músculo en una determinada vía por unidad de tiempo, o dicho de otra manera, la utilización máxima de una vía (hasta su agotamiento) en el menor tiempo posible. La resistencia es la capacidad de mantener un nivel de intensidad determinado durante el mayor tiempo posible. Así, los esfuerzos más intensos y breves en una vía energética serán de potencia (potencia anaeróbica aláctica, anaeróbica láctica y aeróbica), y los de mayor duración serán de resistencia (resistencia anaeróbica aláctica, anaeróbica láctica y aeróbica). 
Largas aproximaciones con pesadas mochilas solicitarán las vías aeróbicas
Los diferentes procesos aeróbicos y anaeróbicos se producen simultáneamente, y manteniendo una relación durante el esfuerzo, dependiendo de su intensidad y duración. En reposo, el músculo recibe a través de la sangre glucosa y ácidos grasos en cantidad suficiente para su actividad metabólica, tono muscular, mantenimiento de la postura, cambios de posición..., y deja las reservas de glucógeno muscular para el ejercicio. Durante el ejercicio, el músculo aumenta su actividad y necesita ATP. Esta necesidad depende de la intensidad y duración del ejercicio: con intensidades ligeras, la circulación y la respiración se ajustan para aportar más oxígeno y cubrir los procesos aeróbicos. A medida que aumenta la intensidad, los procesos anaeróbicos van teniendo más importancia, ya que proporcionan la energía que no se obtiene aeróbicamente. Con altas intensidades, el oxígeno no es suficiente para suministrar energía aeróbica, y ésta se obtiene por vía anaeróbica, comenzando la acumulación de lactato. Cuanto más intenso sea el ejercicio, menos tiempo se podrá mantener esa intensidad debido a la acumulación de ácido láctico.

El alpinismo solicita las vías aeróbicas y la resistencia anaeróbica
Para saber más:

-Entrenamiento para deportes de montaña. J. Canals, M. Hernández, J. Soulié. Ed. Desnivel.
-Bases para el entrenamiento de la escalada. C. Albesa, P. Lloveras. Ed. Desnivel.
-Fisiología del esfuerzo. J. R. Barbany i Cairó. INEF.







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