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domingo, 18 de noviembre de 2012

EL APRENDIZAJE MOTOR

Aunque no nos damos cuenta, el aprendizaje motor está constantemente a nuestro alrededor en escalada, en todos los niveles de rendimiento. Siempre estamos aprendiendo algo nuevo: cómo hacer ese movimiento de oposición, cómo traccionar de ese agarre, cómo empotrar las manos en fisuras, cómo colocar un fisurero, cómo progresar en estribos...
El aprendizaje motor es el proceso mediante el cual se adquieren las técnicas de movimiento en cualquier actividad física. Este proceso es inconsciente, y consta de tres fases, independientemente de la actividad de que se trate, ya estemos aprendiendo a realizar nudos, a montar en bici, aprendiendo la brazada de mariposa en natación, o cualquier otra destreza de movimiento.
Los primeros intentos en una técnica nueva son torpes y poco eficientes
Estas tres fases son las siguientes: fase cognitiva/verbal, fase motora y fase autónoma. Aunque estas fases se dan en todo aprendizaje, su duración depende de la dificultad de la tarea a aprender, y de cada persona: no todos aprendemos al mismo ritmo.
En la fase cognitiva, el escalador se hace una idea general de la nueva técnica o movimiento, cómo y cuándo utilizarlo, y cuáles son sus elementos. Al principio es imprescindible una concentración máxima en el propio movimiento. Los primeros intentos para realizar la nueva técnica son poco eficientes, torpes y con movimientos bruscos, aunque con práctica se va consiguiendo fluidez en la nueva habilidad. La duración de esta fase depende de la complejidad de la tarea, pero en esta fase el aprendizaje es rápido. La nueva técnica sólo se podrá aplicar en algunas situaciones muy concretas, y en movimientos de dificultad inferior al máximo del escalador: estamos aprendiendo una técnica nueva, y se trata de ganar fluidez y comodidad aplicándola en diferentes situaciones antes de seguir progresando.
En la fase motora, la nueva técnica se aplica con cierta fluidez, ya no es necesaria tanta concentración para realizarla, aunque aún no se puede utilizar en cualquier situación de escalada. Con práctica sistemática de la nueva técnica, la duración de esta fase puede ser de semanas o meses, dependiendo de la complejidad del movimiento. La nueva técnica se puede aplicar en situaciones más variadas, cada vez con menos atención consciente, y cada vez en dificultades más cercanas al máximo del escalador.
Por último, en la fase autónoma, la técnica se ha automatizado y puede aplicarse en cualquier situación, en el máximo de dificultad del escalador, en intentos a vista, y en momentos de estrés o agotamiento. Esta fase tiene una duración de años, ya que las destrezas que se desarrollan a este nivel se utilizarán en nuevas escaladas y en diferentes inclinaciones y tipos de roca, durante toda nuestra vida deportiva. Si aprendemos una técnica hasta este nivel, podremos volver a utilizarla incluso después de años sin escalar, aunque dependiendo de la complejidad de la tarea, se necesitará cierta práctica para volver al nivel de rendimiento que teníamos en ella: los patrones de movimiento permanecen en el cerebro durante toda la vida. Es como aquello de montar en bici, que 'nunca se olvida'.
Este proceso está muy relacionado con el entrenamiento de la técnica y la práctica del movimiento (Aquí y aquí podéis leer acerca del tema). Cuanto más se practica, más rápido se aprende, pero esta práctica debe ser de calidad: si practicamos movimientos erróneos, sólo conseguiremos errores técnicos y una técnica incorrecta. Por eso, la práctica del movimiento y el entrenamiento de la técnica deberían ser deliberadamente impecables para evitar esos errores.

Para saber más:
-Guía completa de entrenamiento en escalada. D. Hague y D. Hunter. Ed. Tutor
-Entrenamiento para escalada. E. Hörst. Ed. Desnivel

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