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sábado, 25 de febrero de 2012

REPETICIONES, LIBERACIONES Y SOLITARIOS EN LA PEÑA DEL CASTIELLO (SAN ANDRÉS)

El sábado 18 de febrero subí con Claudio al Castiello, con intención de liberar la Dani Crespo. Ya que Claudio no había escalado aún en el Castiello, hicimos la segunda repetición de la Sergio Breñas (La primera la hice yo mismo con Chechu, antes de las navidades).
Chechu en la 1ª repetición de la Sergio Breñas
Después de bajar y recuperar la cuerda, me coloqué todo el material que creí necesario para liberar la Dani Crespo (unos fisureros, friends del 0 al 2 y unas patas de cabra pequeñas), y me puse manos a la obra. Ya en el primer apoyo, con un pie aún en el suelo, arranqué el apoyo. Vuelvo a la carga: me agarro al borde de la fisura, coloco los pies de nuevo, y cuando saco una cinta exprés del portamaterial y voy a chapar el primer clavo me quedo con una laja en las manos, cayendo al suelo. Tercer asalto: vuelvo a encaramarme, llego hasta el clavo y lo chapo, pero empiezo a complicarme la vida por la izquierda de la fisura. Estoy en dos pequeños agarres con el clavo en las rodillas, mirando y buscando cómo seguir. Intento meter un friend pequeño, pero se me van las manos y vuelvo a caer; Claudio tuvo que recuperar un poco de cuerda para que no me dejara los tobillos en la roca del pie de vía, y me quedo colgando a 30 cm del suelo, pero el clavo ha aguantado... Me bajo al suelo, y descanso un rato; le daré un último pegue, y si no puedo subirá Claudio.
Claudio en la Sergio Breñas
Mientras descansaba, han llamado a Claudio por teléfono y he tenido tiempo para probar algunos movimientos en la entrada: ya tengo una secuencia que creo será correcta. Y ahora sí, voy subiendo, paso el primer clavo, y llego al segundo (al que le pongo una cinta disipadora, por lo que pudiera pasar) sin más problemas. Un poco más arriba la pared se tumba ligerísimamente y aparecen más agarres, pero después de arrancar tres cantos en tres intentos, voy agarrándome con más cuidado, aunque lo más duro ya está hecho. Sigo subiendo, poniendo algunos seguros antes de la placa de IV, y llego al árbol de la reunión. Recupero a Claudio, intercambiamos opiniones de la vía mientras preparo el rápel, y bajamos. Yo le daría 6a, aunque él dice que ha encontrado otra manera diferente de entrar, y cree que es V+; habrá que esperar que otros la escalen y den su opinión al respecto...
El canto que arranqué
La mañana del miércoles 22, estaba de nuevo en la base del Castiello, con casi 20 kilos de material a la espalda y la intención de escalar la Dani Crespo en artificial solitario. Será la tercera vez que paso por aquí en artificial, pero las dos anteriores Carol estaba al otro lado de la cuerda; además, esta será la primera vez que escalo en solitario. Más me vale hacer las cosas con cuidado, porque me puedo calzar un viaje curioso... Me preparo, meto la cuerda en la mochila para que vaya saliendo con fluidez según la necesite, me cuelgo todo el material en el arnés y un portamaterial en bandolera, y monto una reunión en la base de la fisura, donde anclo la cuerda. Meto un primer seguro a 30 centímetros de la reunión, y lo uso para direccionar la reunión hacia arriba. Ya está todo listo, me pongo la mochila con la cuerda, respiro profundamente y chapo los estribos al seguro. Ya lo he hecho antes, es el mismo seguro en el mismo emplazamiento que las otras veces, sé que aguantará mi peso, pero esta ocasión es diferente. Me subo, chapo la cuerda en este seguro y en el siguiente, el primer clavo fijo de la vía. Estoy usando el sistema de nudos en cada anclaje: tengo la cuerda fija a la reunión de la base, y voy haciendo gazas de ocho a cada seguro que pongo. Antes de pasar el nudo al siguiente anclaje, me doy dos o tres metros de cuerda, hago un nuevo nudo y me lo ato a un mosquetón en el anillo ventral, de este modo siempre estoy asegurado a la cuerda y a todo el sistema. En algún seguro he chapado la cuerda, sin soltar mi gaza del anillo ventral, porque me quedaba mucha comba si pasaba el nudo, y así me ahorraba complicaciones de hacer y deshacer más nudos. La verdad es que en varios pasos he tenido algún problema para hacer la nueva gaza con una mano, incluso he llegado a pensar que me caía sin remedio un par de veces. En otro paso, a unos 8 metros del suelo, me quedé con un canto en la mano, pero pude equilibrarme con la otra mano en los estribos. No me gustaría caerme en esta situación, podría hacerme mucha pupa...
Reunión al pie de la fisura
Sé que hay mejores maneras de hacerlo, o más seguras (usar un Soloist, por ejemplo), pero creo que es la forma más segura y menos complicada con los medios de que dispongo. Además, aunque en principio pensaba subir todo en artificial porque no quería escalar en libre, llevaba unos pies de gato cómodos en previsión de la salida en libre que tendría que hacer en la placa al final de la vía. Y aparte de esta placa final, hice dos pasos en libre algo más abajo, con muchísimo cuidado y los huevos debajo del casco, a pesar de ser IV y haber subido ya un par de veces antes por ahí. Finalmente, llego al árbol del rápel cansado, acalorado y sudando, pero contento; mi primera experiencia en solitario ha sido satisfactoria. Fijo la cuerda arriba, y lanzo el cabo libre, por el que rapelo. Al llegar al suelo, me quito algo de ropa y bebo agua, preparo los bloqueadores y remonto por el cabo libre, ya que no pude remontar por la cuerda que fijé a la reunión de la base. Al llegar de nuevo arriba, liberé la cuerda para poder rapelar por ella y limpiar el largo. Volví a casa cinco horas después de salir, cansado, hambriento y muy satisfecho por la actividad. Aunque, la verdad sea dicha, no sé si repetiré en solitario.
En solitario

jueves, 16 de febrero de 2012

EL ABSURDO

Qué fuerte... Si hace algunas semanas, ocurrió un accidente en Canarias donde murió un escalador, hoy aparecía una noticia relacionada en Desnivel (Aquí podéis leerla): Dos equipadores malagueños han sido multados con 625€ cada uno por tirar un bloque suelto de la pared. La zona es el Barranco de la Coladilla, un sector de iniciación perteneciente al municipio malagueño de Nerja, que precisamente hace de límite entre el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama y unos terrenos municipales sin protección, aunque la roca está dentro del Parque. Al parecer, fueron denunciados por dos agentes medioambientales por "destruir vegetación en peligro de extinción". La escalada no está prohibida en el Parque.
Bueno, me parece rizar el rizo del absurdo, ¿qué pasa, que esas especies vegetales habitaban única y exclusivamente en el bloque que tiraron los equipadores? Como apuntaban algunos comentarios en la web de Desnivel, todo se reduce al afán recaudatorio de la Administración. Así es como se les agradece haber dejado la zona más segura, con una multa. Bien es cierto que la zona está dentro de un Parque Natural, donde por otra parte, se permite la escalada. Es como aquello de "puedes consumir, pero si lo llevas encima te multamos..." ¿Mande?
¿No es bastante estúpido multar a dos personas que sólo han dejado un sector de escalada más seguro, tanto para los escaladores como para los que pasen por ahí debajo? Si no se hubiera tirado ese bloque, al final habría terminado cayendo, y quizá provocando un desgraciado accidente como el de las Canarias. En ese caso, se habría puesto el grito en el cielo, buscando responsabilidades y criticando a los equipadores por no sanear la zona. ¿En qué quedamos?

Y con esto, ¿qué demuestra la Administración? Que es más valiosa una supuesta especie vegetal en peligro de extinción que una vida humana. Así nos va...


Barranco de la Coladilla (Foto: Manuel Ortega)

martes, 14 de febrero de 2012

GALAYOS

Bueno, por fin me decido a hablar de una zona imprescindible en la escalada de autoprotección: Los Galayos. Los que ya la conocéis, no necesitáis que os la recomiende; los que aún no la conocéis, no sabéis lo que os estáis perdiendo...
Estampa invernal de Galayos. Así es aún más impresionante
Los Galayos son un grupo de unas 50 verticales agujas graníticas, con unas alturas de hasta 300 metros, cuyas cimas van desde los 1600 hasta los 2200 metros de altitud (cimas de las Berroqueras y el Gran Galayo, respectivamente). La zona pertenece a la localidad abulense de Guisando, a unos 160 km de Madrid y 80 de Ávila. Está enclavada en el sector suroriental de la Sierra de Gredos, entre el puerto de Tornavacas al oeste y el puerto del Pico al este, y está formada por dos cordales que se desprenden desde la divisoria de aguas (más concretamente desde la cima de La Mira, de 2343m) con una orientación sur y sureste.
Primer largo de la Malagón al Gran Galayo
Frente a estos cordales, se encuentra la garganta del río Pelayos, bien encajonado entre gargantas graníticas, y con algunas pozas que son una verdadera bendición en verano. Desde Arenas de San Pedro, en la vertiente sur de la sierra de Gredos, sale una estrecha carretera de montaña que en unos 8 km, y después de pasar por Guisando, nos deja en la plataforma del Nogal del Barranco. Allí hay un refugio libre del antiguo ICONA, un bar y un área recreativa con sus mesas bajo los pinos y su fuente. Desde aquí, ya se ven las agujas del Galayar, donde llegaremos después de una caminata de un par de horas, después de salvar un desnivel de unos 900 metros.
En el segundo largo de la Rivas-Acuña a la Punta Mª Luisa
La roca es un tipo de granito (un geólogo nos diría que es granodiorita y ademallita), con grandes cristales de feldespato de hasta 6 ó 7 cm de longitud, y enclaves de gabarro (esto es, pequeños nódulos de composición diferente a la roca granítica en la que están incrustados) que proporcionan unos estupendos agarres. La fracturación de la roca ha dejado unas fisuras francas, profundas, generalmente con bordes netos y afilados, de las que se dice son muy parecidas a las del macizo del Mont Blanc, y en las que entra prácticamente todo lo que queramos, si sabemos usarlo (cuenta la leyenda que si tiras un puñado de friends al aire, ellos solos se meten en las fisuras...).
En la zona alta del Galayar, sobre una amplia plataforma, se encuentra el refugio Antonio Victory, y unos metros por debajo del refugio hay un caño que trae agua desde otra zona más alejada del trajín de escaladores. El refugio está guardado los fines de semana, puentes y Semana Santa, y todos los días en verano, aunque queda abierta la zona libre donde dormir y cocinar si el guarda no está. Durante muchos años, el guarda fue José María Alonso, el Majara, un personaje muy peculiar cuanto menos (No entraré en detalles; los que lo hayáis conocido ya sabéis cómo es, y los que no... pues otra vez será). Actualmente, David Bautista es el encargado del refugio, un grandísimo escalador y guía de montaña, conocido personal mío desde hace algunos años (www.david-bautista.blogspot.com).
¿Abriendo? una variante de la Comicci
al Pequeño Galayo
Es una zona con una dilatada historia alpina, su historia comienza en 1916 con la ascensión al Gran Galayo (o incluso algunos años antes), aunque las líneas más evidentes se abrieron entre 1952 y 1970 por los históricos del alpinismo castellano (Pérez de Tudela, Carlos Soria, Salvador Rivas o Pedro Acuña), así que es normal encontrarse algún clavo viejo y roñoso en alguna de las vías más clásicas.
Primer largo del Gran Diedro al Gran Galayo
Pero no sólo se escala en roca en Galayos. Cuando llega el invierno, los corredores y canales entre las agujas se cubren de nieve y hielo a pesar de su orientación, y se multiplican las posibilidades para escalar. Los resaltes rocosos se transforman, y con suerte encontraremos cascadas y estrechas goulottes de hielo, que podemos proteger perfectamente en la roca de los laterales. Con muy buen nivel, y mucha nieve se pueden descender algunos de los corredores más amplios (la Trocha Palomo o la canal del Gran Galayo), y subir esquiando a La Mira por su vertiente sur. No obstante, en inviernos con mucha nieve hay que tener cuidado, ya que la estructura y orientación de las canales puede provocar aludes muy peligrosos. Esto ya causó 6 muertes en 1979, en un alud en la canal de la Apretura. Aparte de este peligro objetivo, el efecto del hielo también se puede notar en los escasos clavos que hay en la zona.
Canal del Torreón en invierno
Al congelarse el agua en las fisuras, actúa como una cuña, agrandándolas y haciendo que los clavos se aflojen en sus emplazamientos. Si no andamos atentos y con cuidado, podemos arrancar esos pitones que ya están un poco sueltos. Además, como a estas alturas del partido ya nadie lleva maza a Galayos, esos clavos flojos se van soltando un poco más cada invierno porque nadie se encarga de afianzarlos, hasta que una caída corta o un tirón fuerte los arranca. Por suerte, como dije antes, la estructura de la roca nos permite la protección con fisureros y friends a voluntad.
La zona es una de las últimas reservas alpinas del país, y para muchos la 'reserva espiritual de occidente', por la particular filosofía e idiosincrasia de los aperturistas de sus vías y de los escaladores que la frecuentan. En un sitio como este, donde la estructura de la roca facilita tanto la protección natural, el uso de clavos y de seguros fijos se ve prácticamente como una herejía. Aunque también hay que decir que en algunas de las últimas vías abiertas, se dejan las fisuras limpias, y en las placas y tramos que no se pueden proteger con fisureros o friends, se ponen chapas. Ya ha habido muchas polémicas y algunos enfrentamientos por este motivo. A pesar de esto, que nadie se llame a engaño: no son vías deportivas y ni siquiera se pueden considerar equipadas. Hay que tener unos buenos conocimientos de colocación de seguros móviles y montaje de reuniones desequipadas, saber moverse con soltura en destrepes delicados (algunos destrepes galayeros ponen los pelos de punta), y llevar el grado bien asentado para las vías en las que vayamos a meternos. Y por supuesto, el casco es imprescindible en un sitio como Galayos, donde todo se mueve y las caídas de piedras son la tónica habitual.
Subiendo por la Trocha Palomo en invierno
En definitiva, una joya para practicar la escalada en terreno de aventura durante todo el año... ¿A qué esperáis para coger vuestros friends y acercaros a la zona a pasar un fin de semana alpino?

domingo, 12 de febrero de 2012

CARA NORTE DE PEÑA UBIÑA

Aproximando al Meicín
El sábado 11 de febrero, Carol y yo quedamos con Claudio para ir a la Norte de Peña Ubiña; se nos había fastidiado el plan de ir a Neila con otro amigo de Madrid, y por no dejar pasar otro fin de semana sin pisar nieve, decidimos acercarnos al macizo de Ubiña, y pinchar algo después de algunos años sin hacer alpinismo (Carol y yo desde 2009, pero Claudio desde 2006). La intención era meternos en el Corredor Central de la norte de Ubiña, así que llevamos cuerdas y una selección de material de roca, un ancla de nieve y algún tornillo de hielo, por lo que pudiera pasar. Salimos de Tuiza de Arriba a las 7 de la mañana (quizá un poco tarde para nuestro objetivo), y ya pisando nieve, generalmente blanda y pisoteada, hasta que llegamos al refugio del Meicín en 40 minutos, donde paramos a ponernos los crampones y sacar uno de los piolets. Allí, vimos que dos personas estaban empezando la subida por el valle de Covarrubia, y al parecer iban abriendo huella. Continuamos nuestra aproximación, ya por la huella que habían abierto nuestros dos 'colaboradores', agradeciéndoles mentalmente que hubieran salido 20 minutos antes que nosotros...
Panorama del macizo desde el Meicín
Yo iba super motivado, y me encontraba muy fuerte físicamente, ya que estoy saliendo a correr últimamente (aquí lo podéis ver). Así que iba subiendo y subiendo, viendo cada vez más cerca a nuestros 'colaboradores', y pensando que los alcanzaríamos antes de que llegaran a la base de la pared.
Aproximando por el valle de Covarrubia
La nieve estaba aceptablemente dura, pero ya estaba dándole el sol, así que antes de terminar la aproximación, empezamos a encontrar tramos más blandos donde nos hundíamos a pesar de la huella abierta. Además, a medida que subíamos soplaban algunas rachas de viento bastante fuertes, que levantaban polvo de nieve, y se metían por todas las rendijas entre la ropa, por debajo de las gafas... Al fin, en los Joyos de la Cabra, hicimos un pequeño descanso al abrigo de un bloque de roca donde nos daba el sol. Picamos algo, y ya con la cara norte más cerca pudimos evaluar y decicir. Los dos chavales que iban por delante se metieron en la Norte Clásica, y nosotros también decidimos meternos en la misma vía, ya que llevábamos una larga temporada sin hacer esto, y la línea no parecía tener mucha nieve (se veía algún tramo mixto bastante peliagudo), además de la hora larga que había estado dándole el sol a la pared, ablandando la poca nieve que tuviera el Corredor Central.
Descansando a cubierto del viento
Nos pusimos los arneses, por si encontrábamos alguna zona donde fuera necesario encordarse, sacamos el segundo piolet y seguimos tirando hacia arriba. Ahora Claudio se puso delante, y nos metimos en el corredor, subiendo por palas nevadas de entre 40º y 45º. La huella que habían abierto nuestros 'ayudantes' seguía abierta, aunque llegaba a desaparecer en alguna zona escasa de nieve. Así, llegamos a un tramo diagonal hacia la derecha algo más tieso, de unos 50º, donde Carol y yo nos separamos un poco más para evitar que un resbalón del primero arrastrase al segundo. Ya no veíamos a Claudio, aunque de vez en cuando le oíamos preguntarnos cómo íbamos, o avisarnos de algún tramo peligroso o con poca nieve.
Después de este tramo, salimos a un campo de nieve más amplio, de unos 45º, donde volvimos a ver a Claudio en una pequeña travesía a la izquierda bajo un resalte de roca. Cuando pasó la travesía, se volvió para avisarme de la poca nieve de ese tramo, y siguió subiendo. Ahí pasé un momento de tensión, intentando clavar los piolets, pero debido a la escasez de nieve no encontraba un sitio adecuado. Lo intenté en piolet-apoyo, en piolet-tracción en la nieve de más arriba y en piolet-puñal. Finalmente, con un piolet en apoyo y el otro en puñal, pude ir subiendo más a la derecha que Claudio hasta la travesía justo por debajo del resalte.
Claudio en la travesía bajo el resalte rocoso
A estas alturas, Carol ya estaba deseando terminar la vía y salir a cima, donde nos esperaba el sol. Unos metros más arriba, volvimos a perder de vista a Claudio, pero le oíamos jurar; debía estar en un tramo más técnico. Seguimos subiendo hasta alcanzar a Claudio en las canales de salida, efectivamente en un corto tramo mixto. Esperamos parados un poco por debajo de la canal donde Claudio estaba luchando, resguardados tras una roca. Eché un vistazo, y vi que podía subir por una canal paralela sin recibir los trozos de hielo que estaba tirando Claudio, y me lancé hacia allí, aunque tuve que esperar igualmente a que Claudio subiera ese tramo.
Carol en el tramo mixto en las canales de salida
Cuando franqueamos ese pequeño resalte mixto, apenas nos quedaban unos metros por la arista norte hasta la cima, donde nos esperaba Claudio sentado al sol. Llegamos a la cima, hicimos unas fotos y nos preguntamos por dónde habrían bajado nuestros 'ayudantes'. Nos pareció ver una persona moverse, asomándose desde la vertiente leonesa, y decidimos esperarle. Cuando llegó hasta la cima, decidió bajar con nosotros por el corredor sureste. Poco antes de llegar al collado de Cerreos, el montañero leonés se separó de nosotros, ya que bajaba hacia la vertiente leonesa, y en menos de media hora estábamos de vuelta en el refugio de Meicín, donde paramos a descansar y comer algo y a saludar a Caco, el guarda del refugio. También estaban nuestros 'héroes', los dos chavales que habían abierto la huella hasta la base de la pared, y que tanto esfuerzo nos habían ahorrado. Muchas gracias a los dos ayudantes desde aquí. Estuvimos en la terraza del refugio una hora, hasta que decidimos volver mientras hubiera luz. En una hora más estábamos en Tuiza, cargando el coche para volver a casa. Al final, hicimos una buena actividad, muy clásica, con muy buen tiempo soleado, buenas condiciones de nieve y buenos compañeros de cordada. Así da gusto.
Claudio, Carol y yo en la cima de Ubiña

viernes, 3 de febrero de 2012

LA NIEVE Y LOS ALUDES

Bueno, parece que ya llegó el invierno de verdad. Ya era hora... Estos días, con las cotas de nieve tan bajas que estamos teniendo (¿nieve en Barcelona o San Sebastián?), nos dejarán un buen paquete en las montañas. Como ya llevamos cierto 'retraso' con las nevadas, estamos todos un poco impacientes por pisar nieve, foquear y hacer actividad invernal. Pues precisamente estos días, justo después de las nevadas, es cuando hay más riesgo de aludes. De hecho, el pasado fin de semana, había riesgo 3 en el Pirineo (Y seguramente para este, el riesgo sea mayor). Es un riesgo moderado, pero quizá sea el más peligroso de los 5 niveles en que se divide la escala europea de riesgo de aludes: Con riesgo 4 ó 5, la gente no se arriesga y se queda en casa, o se van a hacer deportiva. Con riesgo 3, es más habitual que salgamos, pensando que no va a pasar nada (Qué optimismo el de los alpinistas...). En esta situación, la montaña está bastante cargada y el manto apenas estabilizado. Como no ha habido tiempo para que se estabilice (es el caso de esta semana), es aún más inestable. Hay que recordar que las posibilidades de que se desencadene un alud son mayores justo después de fuertes nevadas acompañadas de viento, en las laderas propicias en cuanto a altitud y orientación; para saber las inclinaciones y orientaciones críticas que  hay que consultar los boletines para la zona en cuestión. Para eso, podemos mirar en la web www.aemet.es, o buscar otras páginas en internet (en casi cualquier foro encontraremos algún enlace útil).
Probablemente, lo mejor para este fin de semana sea quedarse en casa, dar un paseo por el valle o ir a cualquier escuela a hacer deportiva. Pero como somos unos inconscientes impacientes (yo también), más de uno va a salir a la nieve, y muchos se arriesgarán sin necesidad. De hecho, mañana tengo planeada una salida por la recién nevada Sierra del Aramo con Carol y las perritas. Ya contaré...
Para los impacientes, será mejor esperar unos días a que se estabilice la nieve...